lunes, 9 de marzo de 2020

HerramienTICas


Admito haber fallado a Mark Zuckerberg, conmigo la mensajería no es instantánea.


Oda Mae Brow (Whoopi Goldberg)
incómoda fingiendo que no oye la voz 
del fantasma de Sam (Patrick Swayze)
Los formatos como WhatsApp e incluso el Campus Virtual me atormentan como un cuervo que repite "nunca más". Cuando salgo de la universidad, me acompaña en el bolsillo; mientras aún estoy cogiendo el tranvía de vuelta, dentro de la chaqueta hablan personas que nunca se han conocido y ahí están, compartiendo espacio en una pantalla. Siempre disponible como estudiante, como hija, amiga, hermana, nieta, compañera de clase, de trabajo: como si me persiguieran unos fantasmas que solo yo puedo ver y no se escucharan entre ellos, murmurando ininteligiblemente.

Las ventajas las sabemos todos: he salvado prácticas, concertado tutorías, encontrado a compañeros perdidos por los grupos de clase y organizado casi toda mi vida académica gracias a ellas. Aunque parezca que escribo esta entrada a una notificación más de irme a criar cabras y abandonar el mundanal ruido, agradezco desde el fondo de mi corazón la existencia de Google en la lucha contra el plagio en las redacciones que me entregan y, con él, Gmail y Maps. Sin ellos, literalmente, no estaría aquí. No sé dónde estaría, pero es difícil ubicarse con el mapa de la entrada. No quisiera olvidarme del traductor de Google: puede que interprete el euskera como sumerio, pero siempre ha estado ahí para recordarme que 'realize' no era 'realizar'.

A pesar de todas estas herramientas cotidianas, podría dar la sensación de que miro con nostalgia las pizarras de las aulas, pero estas semanas de prácticas he lamentado profundamente no contar con el soporte visual de PowerPoint. Desde aquí, quiero mandar un saludo al paquete Microsoft Office, especialmente a Word y a la opción de justificar texto. Tras tener que copiar a mano en una agenda los textos que quería llevar a clase, espero que no volvamos a separarnos nunca. En caso de necesidad, también redacto con TextEdit  (en bachillerato fue mi procesador de textos por excelencia) e incluso las Notas del ordenador, ellas nunca me han dejado tirada por una actualización y también pueden exportarse como PDF. 

En otros momentos de mi vida he manejado Photoshop y programado con HTML, pero una vez empecé la carrera lo más parecido fue diseñar una web con Wix y, cuando necesito crear una imagen que capte el concepto que tengo en la cabeza, uso SketchBook. Increíble, pero cierto: la de la izquierda no soy yo, es un montaje. El bebé tampoco es Word.

En materia de supervivencia, el diccionario on-line de la RAE: llega un momento corrigiendo que ni siquiera recuerdo si 'elíptico' es un término gramatical o geométrico. El Diccionario panhispánico de dudas,  otro tesoro. Como fuente informal, no subestiméis el poder de Twitter: textos reales de hablantes nativos y un buscador en la parte superior es todo cuanto necesitas para recopilar ejemplos de "la importancia de la coma".

Por último, quiero dedicar este párrafo a Youtube: no solo por las conferencias y audiolibros a los que he tenido acceso, sino por el intertexto común que he podido generar con mis alumnos. A veces, en redacciones o participando en clase, comentan o dejan ver parte del mundo que han construido a su alrededor, sus referencias, sus ídolos, aquello que llama su atención. Con Youtube puedo ver lo que han visto y, al día siguiente, que los dos partamos –si no del mismo sitio– de un punto intermedio.

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